Mayor movilidad geográfica, menor dependencia en la concesión y pago posterior de una hipoteca, uso indefinido de la vivienda, incluso se puede heredar pero no vender o realquilar, viviendas más asequibles en relación a la compra y al alquiler, mayor grado de autogestión con posibilidad de voz y voto en las decisiones de la cooperativa como definiciones de espacios, normas de la comunidad, cuotas a pagar. Estas son las principales ventajas de disponer de una casa con derecho a uso sin tener que comprarla o alquilarla. Aunque todavía existen interrogantes a aclarar para equiparar definitivamente este tipo de acceso a la vivienda con respecto a la compra o al alquiler.
Una cooperativa que no se disuelve y que gestiona todos los trámites administrativos necesarios para la construcción o remodelación de un edificio y que se convierte en la propietaria y gestora de las viviendas, unos usuarios que disfrutan del derecho de uso de las viviendas construidas o remodeladas, un contrato de derecho o cesión de uso que está regulado por el Código Civil y por los estatutos de la comunidad de vecinos y el pago de una entrada inicial, reembolsable al finalizar el contrato y de una cuota mensual por uso de la vivienda; son los elementos necesarios para disponer de una vivienda de forma indefinida, que no se compra ni se alquila.
Se trata de un modelo habitacional asentado desde hace muchos años en países como Alemania, Dinamarca (Modelo Wohnprojekte) o los países nórdicos (modelo Ándel), no especulativo sin fin de lucro donde la propiedad de la vivienda recae en la cooperativa.
CINCO DIAS