Esta cooperativa ofrece una contestación a la especulación inmobiliaria y el cambio climático con una solución comunitaria al problema de la vivienda
Cualquiera a quien preguntemos se sabe el cuento de los tres cerditos. De él aprendimos que la madera es peor que el ladrillo. Por no nombrar la paja. Que el lobo es malo, y bastante tonto, y que es importante aplicarse mucho individualmente, para conseguir algo propio donde defenderse de las amenazas de fuera.
En estos días, en Madrid, se está construyendo una casa de madera. Es una casa que desobedece a esos patrones heredados del cuento popular. Pretende salvar a sus habitantes no de los lobos, sino de los peligros de la fiebre del ladrillo. Y no es una solución basada en el esfuerzo individual, que resuelva una situación particular. Es el resultado del empeño colectivo de mucha gente durante muchos años, con ánimo de ofrecer una solución comunitaria a un problema social urgente: la necesidad de un techo donde resguardarse.
El edificio de Madrid albergará las diecisiete viviendas de la promoción de Las Carolinas, en Usera, la primera de la cooperativa de derecho de uso Entrepatios.Habrá más, porque ya hay suelo comprado en Villa de Vallecas (Entrepatios-Vallekas) y otras dos promociones que buscan solar. Esta cooperativa, nacida legalmente en 2011, se estaba soñando desde muchísimo antes. Varios de sus integrantes apoyaban al inicio de siglo distintos colectivos preocupados por el acceso a la vivienda digna (alquiler social para jóvenes, derecho de uso, etc).
Entrepatios pretende, a su escala, luchar contra la especulación, demostrando que otra forma de acceder a la vivienda es posible también en la ciudad. Se ha demostrado ya en entornos rurales, con experiencias muy consolidadas y de más de diez años de trayectoria, como Cal Cases, un proyecto de construcción en paja.
Frenar la especulación urbanística: el derecho de uso Este primer edificio se levanta en un momento en el que, según numerosos estudios, se vive una burbuja del alquiler y se augura una nueva burbuja del ladrillo. Los tiempos de venta de la vivienda están cayendo, lo que supone que de nuevo es el vendedor quien escoge, sobre todo aquellos con más capacidad de especulación.