Por Cristina Cuesta Lerín
Como sabemos, las comunidades colaborativas, autopromovidas y autogestionadas de Cohousing nacieron en los años 60 en Dinamarca como respuesta al deseo humano de pertenecer a una comunidad en la que sentirse cuidados, apoyados, y formar parte de un proyecto de vida donde la actividad del día a día sea compartida.
Este modelo de convivencia viene suscitando un interés creciente en España, donde las personas mayores han tomado la delantera a otros colectivos embarcándose en este tipo de proyectos, ya que está demostrado que el Senior Cohousing es un entorno ideal para vivir el envejecimiento con una alta calidad de vida y mejor salud.
Las políticas económicas, sociales y sanitarias que no han satisfecho las necesidades ciudadanas en cuanto a vivienda y prevención/abordaje de la dependencia, junto al cambio de paradigmas actuales, tanto a nivel de estereotipos generacionales como de percepción y conciencia sobre la sostenibilidad y los cuidados, hacen que el interés por este tipo de convivencia esté creciendo de manera exponencial en un abanico muy heterogéneo de la sociedad, y no solo entre los mayores.
El pasado Noviembre de 2018, el Subdirector General de Política y Ayudas a la Vivienda del Ministerio de Fomento expuso en el IMSERSO las líneas maestras del Plan de Vivienda 2018-2021, explicando que, en el apartado de fomento de vivienda para personas mayores y personas con discapacidad, se busca el fomento de la construcción de viviendas con instalaciones y servicios comunes adaptados.